“La venta de vehículos nuevos, durante los primeros ocho meses, tuvo resultados dispares, en donde la comercialización de vehículos livianos y pesados continuó mostrando tasas de variación anual positivas, mientras que en menores mantuvo su comportamiento decreciente”, así lo informó Alberto Morisaki, Gerente de Estudios Económicos y Estadística de la Asociación Automotriz del Perú (AAP) al comentar las cifras oficiales de la Superintendencia Nacional de los Registros Públicos – SUNARP.
Los resultados muestran, dijo, que la venta de vehículos livianos solo en agosto último sumó 12,991 unidades, llevando a que las ventas entre enero y agosto se sitúen en 105,163 unidades, representando un incremento de 9.0% respecto a similar periodo del 2021. Al desagregar la información de dicho sector, se observa que las SUV continuaron impulsando las ventas del segmento, con 46,307 unidades comercializadas entre enero – agosto 2022, anotando un notorio crecimiento de 22.6%. También resaltaron las ventas de pick up y furgonetas con 21,446 unidades (+15.2% interanual) y las de camionetas con 12,348 unidades (+5.0% interanual). Sin embargo, las ventas de automóviles cayeron a 25,062 unidades, cifra menor en 11.5% a tasa anual. “El aumento que se viene registrando en dicho rubro responde al consumo privado, que ha resistido mejor de lo esperado a la complicada coyuntura actual”, indicó Morisaki al tiempo de señalar que entre los indicadores del mercado que lo han impulsado se encuentran los referidos al mercado laboral (nivel de empleo e ingresos), por la recuperación sostenida de algunas actividades que venían rezagadas -principalmente servicios- por la pandemia, como hoteles y restaurantes, entretenimiento y sectores asociados al turismo, y a la mayor presencialidad en las actividades laborales y educativas, así como disponibilidad de ingresos extraordinarios y uso del ahorro. No obstante, adelantó, “es importante señalar que la tasa de crecimiento de las ventas de vehículos livianos se está reduciendo debido a que el efecto de baja base de comparación viene desvaneciéndose y a que la confianza del consumidor no ha logrado repuntar, hecho que afectaría el dinamismo del consumo privado durante la segunda parte del 2022”.
En el mercado de vehículos pesados, la venta de camiones y tractocamiones llegó a 1,363 unidades en el octavo mes del 2022, con lo cual su comercialización, entre enero y agosto de este año, alcanzó las 10,490 unidades. De esta manera la venta aumentó 5.8% al compararla con similar periodo del 2021. “En este caso, el avance continúo siendo impulsado por el mayor dinamismo en sectores como manufactura no primaria, construcción, minería y comercio al por mayor, los cuales usan intensivamente dichos vehículos dentro de su cadena productiva, y en línea con el mayor flujo vehicular en todo el país tras el levantamiento de restricciones al tránsito implementados durante las olas pandémicas más peligrosas que enfrentó nuestro país”, anotó el economista al tiempo de advertir que se observa una desaceleración en la tasa de crecimiento anual, “resultado del pesimismo en cuanto a las expectativas empresariales, las cuales indican adelantadamente el comportamiento de la inversión privada”.
En el mismo segmento de mercado, la venta de minibús y ómnibus sumaron 178 unidades durante agosto pasado, y acumularon 1,720 unidades comercializadas durante los primeros ocho meses del 2022, expandiéndose en 52.5% frente a igual periodo del año anterior. “Este significativo crecimiento responde al mayor dinamismo de las actividades relacionadas al transporte de personas, tanto a nivel urbano como interprovincial. La mayor presencialidad en los centros de trabajo y educativos, y la eliminación de restricciones relacionadas al aforo y toques de queda en hoteles, restaurantes y comercios relacionados al entretenimiento y turismo han impulsado la movilidad de personas, permitiendo que la demanda por servicios de transporte se incremente, y, por ende, de la venta de los referidos vehículos”, aseveró Morisaki.
Por último, la venta de vehículos menores llegó a 30,846 unidades en agosto de 2022, mientras que entre enero y agosto de este año se comercializaron 248,015 unidades, retrocediendo en 14.0% respecto a similar periodo del 2021. Al revisar estas cifras, dijo, vemos que las ventas de motos se situaron en 22,176 en el mes de análisis, en tanto que durante los primeros ocho meses del presente año descendieron a 173,350 unidades (-12.7% interanual). Del mismo modo, las ventas de trimotos se situaron en 8,670 unidades en agosto y en 74,665 unidades en enero-agosto (-16.8% interanual). “En ambos casos, la caída se explicaría por una normalización de la demanda de dichos vehículos, las cuales registraron un incremento histórico durante el 2021. Tras la normalización del funcionamiento de la mayoría de las actividades económicas y la eliminación de restricciones impuestas por el Gobierno para detener el avance del contagio por el COVID-19, la presencialidad y movilización de las personas viene recuperándose aceleradamente, dando lugar a un mayor uso del transporte público y particular a través de vehículos livianos”, explicó tras anotar que hay que tener en cuenta que, el aumento de la inflación también reduce la capacidad de compra de la población de diferentes bienes, entre ellos este tipo de vehículos.
Morisaki señaló que en la AAP se espera que el comportamiento de las ventas de vehículos nuevos para lo que resta del año registre una tendencia similar a lo observado en los últimos meses. Es decir, que las ventas de vehículos livianos y pesados tengan un desempeño positivo, aunque con una tasa de crecimiento menor, debido al desvanecimiento del efecto de la baja base de comparación, por una desaceleración del consumo privado, un menor impulso de los sectores que venían rezagados postpandemia, y débil dinamismo de la inversión privada, mientras que los vehículos menores culminarían el año con una caída. En ese sentido, anotó, “es importante seguir con detenimiento el curso de algunos acontecimientos que podrían determinar el futuro comportamiento del mercado”.
En el plano interno, si bien la economía viene mostrándose resiliente a pesar del alto grado de incertidumbre por la actuación errática del Gobierno en el manejo del país, el riesgo de que las condiciones económicas cambien negativamente es latente, lo que afectaría las perspectivas de crecimiento. En el plano externo, los riesgos de la guerra entre Rusia y Ucrania es lo de mayor preocupación, factor predominante detrás del incremento de la inflación a nivel global; y el deterioro de las expectativas sobre el desempeño de la economía mundial. Finalmente, “los problemas logísticos portuarios, el aun alto costo de los fletes marítimos y eventuales problemas en la producción mundial de vehículos, también son factores para seguir con especial atención” indicó.