“En un clima de negocios cada vez más incierto, como consecuencia de la inestabilidad política y social, tanto en el ámbito local como externo, esperamos que el crecimiento del PBI se desacelere de 2.9% a 2.1% entre el 2022 y 2023”, así lo señaló Diego Macera, Gerente General del Instituto Peruano de Economía – IPE, durante la jornada académica del Encuentro Automotor organizado por los 96° años de vida institucional de la Asociación Automotriz del Perú (AAP). A renglón seguido subrayó que la economía peruana culmina el 2022 con una desaceleración significativa de los sectores vinculados a la demanda interna.
En esa misma línea, Macera resaltó que la contribución de las actividades no primarias al crecimiento del PBI en el tercer trimestre del 2022, se ha reducido casi a la mitad de lo alcanzado en la primera mitad del año. “El clima de persistente incertidumbre (política y social) viene afectando a los sectores vinculados a la inversión, mientras que los rubros vinculados al consumo reflejan los efectos de la mayor inflación sobre los hogares”.
Durante la jornada académica, el Gerente General del IPE, señaló que el cierre del 2022 está caracterizado por el menor dinamismo de la inversión privada, que registró su primera caída del año en el tercer trimestre del 2022. Este resultado, añadió, se refleja principalmente por la finalización de las operaciones de Quellaveco. “Ello viene siendo parcialmente contrarrestado por el aporte de la inversión no minera; además, la inversión privada como porcentaje del PBI muestra un estancamiento alrededor del 20.7%, muy por debajo de lo alcanzado en otros episodios de altos precios de minerales”, agregó.
Para el economista, el avance del gasto privado en el país -en los próximos meses- será moderado debido a la baja confianza empresarial, presiones inflacionarias todavía elevadas y un crecimiento más lento del empleo formal como resultado del menor dinamismo en la ejecución de proyectos de inversión.
Por otro lado, el especialista consideró que la recuperación de las condiciones laborales se ha estancado para la gran mayoría de trabajadores en los últimos 12 meses. Una conclusión a la que arribó al analizar cifras dadas a conocer hasta septiembre pasado. Una situación que ha llegado a que la tasa de subempleo nacional en el área urbana se ubique en 6.4 puntos porcentuales por debajo del nivel del 2019. Además, remarcó, la lenta recuperación de los salarios nominales se ha agravado con los altos niveles de inflación, significando una pérdida de poder adquisitivo de 220 soles al mes – en términos reales- respecto a la pandemia.
Finalmente, Macera señaló que a pesar de que la inflación anual en Lima metropolitana se incrementó ligeramente, de 8.28% a 8.45% en noviembre último, las expectativas de inflación muestran primeros indicios de estabilización, conforme se desacelera el incremento de precios.