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Análisis: El reto del transporte público en Lima y Callao

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El transporte público en Lima y Callao es, sin duda, uno de los mayores desafíos urbanos de nuestra era. Según el informe de “Lima Cómo Vamos”, la calidad del transporte ocupa el segundo lugar en las preocupaciones ciudadanas, justo detrás de la inseguridad. Este dato refleja una realidad que afecta no solo la movilidad diaria de millones, sino también la calidad de vida, la economía y el desarrollo sostenible de nuestra capital.

El nivel de insatisfacción con el transporte público es alarmante: un 60% de los encuestados declaró sentirse insatisfecho con el servicio. No es sorprendente, considerando que la oferta mayoritaria se basa en buses, combis y cústers que operan en condiciones precarias, a menudo sin el cumplimiento de estándares mínimos de seguridad y calidad. Por otro lado, los sistemas de transporte moderno como el Metro de Lima y el Metropolitano, aunque mejor valorados, tienen una cobertura limitada y sufren de una demanda que excede su capacidad, especialmente en horas punta.

El problema trasciende la infraestructura: hay factores estructurales que deben ser abordados con urgencia. Desde unidades en mal estado hasta la falta de fiscalización, el transporte informal y el impacto de la delincuencia sobre choferes y usuarios, el panorama exige una intervención integral y estratégica.

Hacia una solución sostenible

Primero, se necesita una ampliación significativa de los sistemas de transporte masivo como el Metro y el Metropolitano. Esto no solo implica aumentar su cobertura, sino también mejorar la frecuencia y condiciones de operación. Además, la implementación de corredores complementarios eficientes podría descongestionar las rutas principales.

Segundo, los servicios tradicionales como las combis y cústers deben ser regulados y modernizados. Una política efectiva podría incluir incentivos como un bono de chatarreo para retirar unidades obsoletas y contaminantes, sustituyéndolas por vehículos más modernos y sostenibles.

Tercero, la promoción de alternativas sostenibles como el uso de bicicletas debe ser prioritaria. Esto implica construir más ciclovías seguras y conectadas, incentivando su uso como una solución viable para descongestionar el tráfico.

Por último, la seguridad es clave. La percepción de inseguridad en el transporte público no solo desalienta su uso, sino que agrava la vulnerabilidad de los usuarios. Es crucial implementar medidas de protección tanto para pasajeros como para conductores, y establecer una vigilancia activa que desincentive la delincuencia.

Resolver los problemas del transporte público en Lima y Callao requiere de liderazgo, planificación y compromiso por parte de las autoridades. La calidad de vida de los ciudadanos no puede seguir sacrificándose ante la inercia administrativa y la falta de inversión en un sistema de transporte que esté a la altura de las necesidades de una metrópoli moderna.

Invertir en transporte no es solo un gasto, es una apuesta por el desarrollo económico, la equidad social y el bienestar colectivo. Es momento de tomar decisiones valientes y visionarias para transformar el caos en un sistema que funcione para todos.

Fecha:
20-01-2025

Fuente:
Estudios Económicos AAP

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