“No cuestionamos que uno de los factores principales de la accidentabilidad en el país, es el exceso de velocidad vehicular. Sin embargo, en la Asociación Automotriz del Perú (AAP) estamos convencidos que la solución a los problemas del tránsito en el Perú pasa por una gestión adecuada de velocidades, lo que no es solo reducir de límites”, señaló Adrián Revilla, Gerente General de la AAP al comentar la reciente emisión del Decreto Supremo que modifica el Reglamento Nacional de Tránsito a fin de reducir la velocidad en zonas urbanas y carreteras.
Para el representante gremial, una medida de este tipo no puede ser aislada. “Es necesario un conjunto de medidas que se complementen entre sí, que refuercen el cumplimiento de la regulación. ¿Cómo se va a garantizar que la norma se cumpla?”, cuestionó tras anotar que “de nada valen normas de prevención perfectamente redactadas, si su aplicación no va a lograr reducir el número de víctimas fatales en siniestros viales”.
Revilla, quien también conoce de temas de seguridad vial, sostuvo que medidas de esta naturaleza deben ser constantemente monitoreadas e ir acompañadas de un sistema fiscalización eficaz. Para ello, dijo, que si bien la policía de tránsito juega un rol fundamental, es imprescindible tomar la decisión política de crear la Agencia Nacional de Tránsito y Seguridad Vial, que lidere el camino a la solución del tránsito en el Perú, entre ello que se intervenga, rediseñe y mejore la deficiente infraestructura vial, incluidas las ciclovías y vehículos de movilidad personal (VMP). Además, dijo, es básico sumar el componente de educación vial de peatones y conductores de vehículos, motocicletas, bicicletas y VMP.
No es suficiente, dijo el también presidente de la Asociación Civil Cruzada Vial, con dictar una norma que implemente límites; más en un país como el Perú, donde, debemos reconocer existe “una situación cotidiana de grave incumplimiento a las normas de tránsito, una percepción casi natural de impunidad y una percepción de facilidad para corromper al efectivo policial”.
Nos gustaría saber si el Ministerio de Transporte y Comunicaciones (MTC) cuenta con un análisis del rediseño vial, y sobre la situación de las autoridades competentes, que en este caso son las provinciales y la SUTRAN, y si cuentan o no con los dispositivos electrónicos para una fiscalización efectiva. “En el Callao, si bien se cumplen los límites de velocidad gracias a una estricta fiscalización electrónica, es una experiencia que se ha quedado solo en el tema de control de velocidad, pero que no ha resuelto las imperfecciones vinculadas a los desfasados diseños de vías e intersecciones. Éstas deben ser rediseñadas adecuadamente; de lograrse ello y contar con un sistema semafórico integral y buena señalización, el Callao podría convertirse en un ejemplo a seguir, disminuyendo la congestión del tráfico y el peligro en las vías”, anotó.
Propuesta del gremio
Es fundamental, dijo Revilla, tener definido quién es la autoridad competente para prevenir siniestros viales. Es importante darle un tratamiento sistemático y sostenible. “Por ello insistimos en la creación de la Agencia Nacional de Tránsito y Seguridad Vial, como entidad técnica, con facultades y competencias suficientes para planificar, ejecutar, implementar, promover, supervisar, fiscalizar y sancionar las distintas acciones que las autoridades competentes dispongan en materia de tránsito y seguridad vial, funciones que no se realizan a la fecha, nadie fiscaliza que las obras viales cumplan con los estándares adecuados de seguridad vial ni con las normas que emite el propio MTC”.
Al referirse al rediseño vial, el Gerente General de la AAP propone que dentro de las ciudades se recurra al consejo de ingenieros especialistas en diseño vial urbano, quienes evaluando las vías pueden proponer la utilización de chicanes o curvas pronunciadas para reducir la velocidad, mini-rotondas, reducción de carriles (que en una vía de doble sentido existan tramos pequeños de un solo carril, en donde un sentido tiene que cederle El Paso al otro) o “road diet” (reducir una vía de dos carriles en cada sentido a un carril en cada sentido con carril de giro a la izquierda en el medio), reducir el ancho de los carriles, etc., entre otras tantas medidas posibles distintas a los incómodos rompemuelles.
El especialista llamó la atención sobre las conclusiones de un reciente estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre las que se señala que en los países que han modificado los límites de velocidad, pero han tomado pocas medidas para hacerlos cumplir, se han obtenido resultados muy pobres. “Para la OMS, medidas como los límites de velocidad deben ser complementarias al diseño o rediseño de la infraestructura vial de tránsito, tener un parque automotor con vehículos modernos y seguros, entre otros factores, todo lo cual deben funcionar en conjunto para proteger a las personas”.
En resumen, finalizó Adrián Revilla, debemos recurrir a los especialistas en diseño vial urbano para que evalúen la implementación de medidas dirigidas no solo a “calmar el tránsito” y, a partir de ahí, reducir los límites de velocidad, sino lograr diseños viales que contemplen e integren el uso de las vías tanto por peatones, ciclistas como conductores de vehículos motorizados, a fin de lograr aminorar sostenidamente los siniestros viales y sus consecuencias.