La ciudad de Lima, con casi 10 millones de habitantes, tiene alrededor de 220,000 unidades de taxis cuando debería contar con 75,000 como otras capitales del mundo, debido a que no cuenta con servicios eficientes de transporte público, destacó Edwin Derteano, presidente de la Asociación Automotriz del Perú (AAP).
Explicó que las antiguas políticas dirigidas al transporte han permitido la proliferación de vehículos de poca capacidad como combis, cuando debe impulsarse el uso de unidades nuevas de alta capacidad de pasajeros, como buses, trenes de alta velocidad o sistemas como el Metropolitano. Inclusive, comentó se está masificando el uso de colectivos.
“En otras ciudades, la gente está tratando de eliminar la necesidad de transportarse, como trabajando desde casa, por la ausencia de servicios públicos eficientes. En paralelo, se están buscando sustitutos a los combustibles, pero también evaluando nuevas fuentes de energías como eólica, solar o eléctrica”, comentó.
Una manera de reducir el consumo intensivo de combustibles, es usando transporte público eficiente, pero también con unidades nuevas que sean menos contaminantes y usen menos combustible para funcionar (por ejemplo, los modelos híbridos), señaló Derteano, durante el foro: “Tecnologías Limpias para buses”, desarrollado por la Cooperación Alemana para el Desarrollo (GIZ), en la PUCP.
Precisó también que en otras ciudades se están popularizando los servicios tipo pool (compartir vehículos, bajo un modelo de economías colaborativas) y sigue creciendo la venta de motos.
El presidente de la AAP agregó que los transportistas están trasladando mercadería y personas a un mayor costo, y al menor tiempo, cuando debería ser todo lo contrario. Del mismo modo, dijo, al inversionista se le ha subido el impuesto (ISC) para vehículos nuevos –que son más seguros–, mientras se le ha reducido el impuesto a las unidades de segunda mano.
Por su parte, Juan Valdez de Divemotor, recomendó a las autoridades del país suspender el ingreso de buses y vehículos usados en general, porque no permiten renovar el parque automotor, que bordea los 13 años de antigüedad en promedio.
“Si no instauramos un régimen sobre qué buses vamos a tener y qué antigüedad deben circular en Lima, difícilmente llegaremos a renovar el parque”, indicó.