En general, la colocación de créditos se ha ralentizado. En el rubro vehicular, uno de los principales escollos es la dificultad con la que se ejecutan las garantías en caso de impago por parte del cliente. “Si (el acreedor) demora en la ejecución de la garantía, aumenta el riesgo porque en ese tiempo el vehículo sigue siendo utilizado por la persona (deudor) a pesar de que no se está pagando el crédito. Eso involucra un desgaste del bien, una depreciación del mismo”, sostuvo Alberto Morisaki, gerente de estudios económicos de la Asociación Automotriz del Perú (AAP).